Un grupo de investigadores examina nuevas evidencias sobre cómo la inflamación de bajo grado podría provocar falta de motivación y propone que la conexión entre dopamina, esfuerzo y respuesta inflamatoria es un mecanismo de adaptación para ayudar al cuerpo a conservar energía.
- La inflamación crónica de bajo grado puede reducir la dopamina y provocar falta de motivación, como parte de un mecanismo de adaptación que ayuda al cuerpo a conservar energía.
- Investigadores de la Universidad de Emory proponen que esta respuesta adaptativa tiene sentido en situaciones de infección o herida, pero en el mundo moderno puede favorecer trastornos como la depresión o la esquizofrenia.
- Un nuevo método computacional permitirá medir el impacto de la inflamación en la energía disponible para conductas motivadas por el esfuerzo, abriendo vías para entender mejor el deterioro motivacional.
- Estudios previos ya demostraron que las moléculas inflamatorias afectan los circuitos de recompensa del cerebro, alterando la producción y liberación de dopamina y dificultando el tratamiento de síntomas depresivos.
- Esta nueva teoría sugiere que tratar la inflamación subyacente podría mejorar los problemas de motivación en ciertos trastornos mentales, ofreciendo nuevas oportunidades terapéuticas.
¿Cómo se relaciona la dopamina con la falta de motivación?
La falta de motivación puede estar relacionada con un desequilibrio en la dopamina, un neurotransmisor clave en el circuito de recompensa del cerebro. Cada vez hay más evidencias científicas que muestran que la inflamación crónica de bajo grado puede alterar este sistema dopaminérgico, reduciendo la motivación para realizar tareas que requieren esfuerzo.
Un artículo publicado en Trends in Cognitive Sciences por investigadores de la Universidad de Emory (EE.UU.) propone que esta conexión entre inflamación, dopamina y motivación responde a un mecanismo evolutivo de adaptación. En situaciones de enfermedad o lesión, el cuerpo puede activar procesos inflamatorios que reducen los niveles de dopamina, ayudando al cerebro a conservar energía y centrarse en la recuperación.
La inflamación como freno energético del cerebro
Cuando se activa la respuesta inflamatoria, el cerebro ajusta su nivel de motivación para evitar gastar energía en actividades innecesarias. Este efecto, mediado por la dopamina, frena el impulso para actuar y prioriza los recursos del cuerpo hacia la curación.
Los autores del estudio sugieren que esta recalibración de la motivación tiene sentido en contextos como infecciones o heridas, pero en el mundo moderno, donde los estímulos inflamatorios pueden ser constantes, podría convertirse en un problema.
Un mecanismo de adaptación que hoy juega en contra
Actualmente, muchas personas viven con inflamación crónica de bajo grado causada por estrés prolongado, obesidad, malos hábitos alimenticios o envejecimiento. En estos casos, los mecanismos que antes protegían al organismo podrían estar interfiriendo con la motivación diaria, afectando la toma de decisiones y la energía disponible para llevar a cabo actividades cotidianas.
Efectos de la inflamación en el cerebro y la motivación
a relación entre inflamación y falta de motivación no es nueva. Varios estudios han propuesto que los procesos inflamatorios afectan directamente al cerebro, especialmente a regiones implicadas en la motivación como los ganglios basales y el sistema dopaminérgico.
Los investigadores del estudio de la Universidad de Emory explican que la inflamación de bajo grado reduce la producción y liberación de dopamina, lo que disminuye el deseo de actuar. Este efecto se considera una forma de que el organismo ahorre recursos y se centre en sanar, sacrificando momentáneamente actividades no esenciales.
Qué ocurre con los circuitos de recompensa dopaminérgicos
La dopamina cumple un papel esencial en el sistema de recompensa: activa la motivación hacia objetivos placenteros o necesarios. Cuando la inflamación reduce los niveles de dopamina, ese impulso natural se debilita. El resultado puede ser una sensación de apatía, fatiga o incluso incapacidad para iniciar tareas cotidianas.
Michael Treadway, coautor del estudio, explica que el cerebro necesita recalibrar sus prioridades cuando el cuerpo está combatiendo una infección o lesión. Por eso, el sistema inmunológico influye directamente en el sistema dopaminérgico para disminuir la energía dedicada a otras acciones.
Síntomas vinculados a la inflamación: fatiga, anhedonia, lentitud
Estudios previos ya mostraban que ciertas moléculas proinflamatorias (citoquinas) afectan la motivación y el estado de ánimo. Se han observado:
- Reducciones en la dopamina y sus metabolitos en el líquido cefalorraquídeo.
- Menor activación del estriado ventral, zona clave en la respuesta a recompensas.
- Aumento de síntomas como anhedonia, fatiga y ralentización psicomotora.
Estos síntomas se presentan con más frecuencia en personas con depresión mayor y niveles elevados de inflamación, como la proteína C reactiva. Además, se ha visto que estos cuadros responden peor a los antidepresivos tradicionales, lo que refuerza la importancia de considerar la inflamación como un factor clave.

Un modelo computacional para estudiar la falta de motivación
Además de identificar los efectos de la inflamación sobre la motivación, los investigadores han desarrollado un modelo computacional innovador que permite medir cómo la inflamación de bajo grado afecta la energía disponible para realizar tareas que requieren esfuerzo.
Este enfoque abre la puerta a nuevas formas de evaluar la falta de motivación desde una perspectiva biológica y cuantificable, alejándose de explicaciones puramente psicológicas o subjetivas.
Cómo mide la energía disponible para conductas motivadas
El método propuesto analiza cómo la inflamación altera la toma de decisiones basada en el esfuerzo. Es decir, permite observar cuánta energía está dispuesta a invertir una persona en función de la recompensa esperada y su estado fisiológico.
Este modelo se basa en estudios que han demostrado que las citoquinas proinflamatorias pueden modificar el funcionamiento del sistema de dopamina, lo que cambia la manera en que el cerebro valora el esfuerzo frente a una posible recompensa.
Qué revela sobre la depresión, la esquizofrenia y otros trastornos
La falta de motivación es un síntoma común en condiciones como la depresión mayor o la esquizofrenia, y ahora se sabe que en muchos casos estos trastornos se asocian con una activación del sistema inmunitario.
Este nuevo enfoque permite identificar subgrupos de pacientes cuya motivación está comprometida por una respuesta inflamatoria persistente, lo que podría explicar por qué algunos no mejoran con los tratamientos convencionales.
Según Andrew Miller, coautor del estudio, esta línea de investigación podría abrir el camino a terapias dirigidas a reducir la inflamación o a mejorar la eficiencia energética de las células inmunitarias, algo completamente nuevo en el ámbito de la salud mental.

¿Por qué hay más casos de inflamación crónica y falta de motivación?
La teoría de que la falta de motivación puede tener raíces biológicas cobra aún más fuerza cuando se observa el entorno moderno. Aunque los mecanismos inflamatorios tienen un papel adaptativo en el cuerpo humano, hoy en día muchas personas están expuestas de forma constante a factores que activan esa inflamación, incluso sin una infección real.
Factores modernos que influyen: estrés, obesidad, sedentarismo
En nuestros entornos actuales, la inactividad física, el estrés crónico, una alimentación poco saludable o enfermedades como el síndrome metabólico contribuyen a una inflamación de bajo grado persistente. Esta inflamación no suele causar síntomas visibles, pero puede estar alterando el funcionamiento cerebral, en especial en regiones vinculadas con la motivación.
Los investigadores explican que este tipo de inflamación puede dejar una “huella” en el cerebro, alterando los sistemas que regulan la energía, la motivación y el comportamiento. Por eso, personas aparentemente sanas pueden sentirse sin ganas, apáticas o agotadas, sin que haya una causa evidente.
Cuando los mecanismos adaptativos se vuelven un problema
En contextos ancestrales, conservar energía durante una infección era una ventaja. Sin embargo, en el mundo actual, donde los estímulos inflamatorios están presentes de forma continua, ese mismo mecanismo puede volverse inadaptado.
Según el estudio, no se trata de que la inflamación cause directamente trastornos mentales como la depresión o la esquizofrenia, sino que un subgrupo de personas puede tener una sensibilidad particular a estos efectos inflamatorios. En ellas, la respuesta del sistema inmunitario podría ser una de las causas de la falta de motivación persistente.
Esta hipótesis abre nuevas posibilidades terapéuticas. En lugar de centrarse solo en los síntomas mentales, los tratamientos podrían dirigirse también al sistema inmunitario, ayudando a mejorar el equilibrio energético y, con ello, la motivación.
Una nueva forma de entender la falta de motivación
La falta de motivación se suele interpretar como un problema de actitud, de voluntad o incluso de personalidad. Sin embargo, esta nueva línea de investigación invita a cambiar esa mirada, proponiendo que la motivación no es solo una cuestión psicológica, sino también un reflejo del estado físico del cuerpo.
Cuando una persona se siente sin energía o sin ganas de actuar, podría estar respondiendo a señales internas tan poderosas como la inflamación. En lugar de juzgar ese estado como pereza o apatía injustificada, es importante considerar que el cuerpo y el cerebro pueden estar en modo conservación de recursos, intentando defenderse o recuperarse.
Este enfoque ayuda a desestigmatizar la falta de motivación y a comprender que, en muchos casos, no se trata de una elección consciente, sino de un proceso profundo que comienza en el sistema inmunológico y afecta a la bioquímica cerebral.
Reconocer esta dimensión biológica no solo cambia nuestra forma de entender el comportamiento de quienes padecen trastornos del estado de ánimo, sino que también abre nuevas posibilidades para acompañar, tratar y empatizar con esas experiencias desde una perspectiva más integral.
Preguntas frecuentes sobre la relación entre inflamación y motivación
¿Qué papel juega la dopamina en la motivación?
La dopamina es un neurotransmisor clave que forma parte de los circuitos de recompensa del cerebro. Se asocia con la sensación de placer y con la motivación para actuar. Cuando sus niveles disminuyen, como sucede en situaciones de inflamación crónica, puede aparecer falta de energía, apatía y dificultades para iniciar tareas o disfrutar de actividades gratificantes.
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¿Cómo puede la inflamación afectar la salud mental?
La inflamación de bajo grado puede alterar el funcionamiento del sistema de dopamina en el cerebro, que está relacionado con la motivación y el disfrute. Esto puede contribuir a síntomas como anhedonia (pérdida de placer), fatiga o retraso psicomotor, especialmente en personas con depresión o trastornos relacionados.
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¿Por qué la inflamación crónica es más común hoy en día?
Hoy en día, la inflamación de bajo grado es más común por factores como el estrés crónico, la obesidad, el envejecimiento y ciertos hábitos de vida poco saludables. Estos elementos mantienen activado el sistema inmunitario y pueden interferir con el funcionamiento normal del cerebro y la motivación.
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¿Puede tratarse la falta de motivación relacionada con la inflamación?
El estudio sugiere que, en algunos casos, tratar la inflamación subyacente podría ayudar a mejorar la motivación y otros síntomas relacionados. Esto podría abrir nuevas vías terapéuticas para personas con depresión u otros trastornos donde la inflamación tiene un papel importante.
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¿Qué diferencia hay entre inflamación y depresión?
La inflamación es una respuesta del sistema inmunitario a una agresión, como una infección o herida. La depresión es un trastorno mental caracterizado por síntomas como tristeza, apatía y fatiga. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que la inflamación crónica puede influir en la aparición y persistencia de síntomas depresivos, especialmente en personas con mayor sensibilidad inmunológica.
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