Un grupo de investigadores examina nuevas evidencias sobre cómo la inflamación de bajo grado podría provocar falta de motivación y propone que la conexión entre dopamina, esfuerzo y respuesta inflamatoria es un mecanismo de adaptación para ayudar al cuerpo a conservar energía.
Existe una evidencia científica creciente que muestra que el sistema de dopamina del cerebro, que impulsa la motivación, se ve directamente afectado por la inflamación crónica de bajo grado. Un nuevo artículo publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences en abril de 2019 por investigadores de la Universidad de Emory, en Atlanta, EE.UU, propone que esta conexión entre la dopamina, el esfuerzo y la respuesta inflamatoria es un mecanismo de adaptación para ayudar al cuerpo a conservar energía.
Además, estos investigadores proponen nuevo método computacional permitirá a los científicos medir los efectos de la inflamación crónica en la disponibilidad de energía y la toma de decisiones basada en el esfuerzo.
Falta de motivación e inflamación de los sistemas cerebrales
La idea de que la depresión o los síntomas de la depresión están relacionados con la inflamación no es nueva. Otros estudios han explorado hipótesis relacionadas con esta relación.
El nuevo estudio plantea la idea de que la inflamación de bajo grado en el cuerpo puede conducir a una falta de motivación al reducir la dopamina, una hormona y neurotransmisor que desempeña un papel importante en el cerebro, ya que forma parte del circuito de recompensa que impulsa conductas relacionadas con la motivación.
En su artículo, los investigadores sugieren que los mecanismos inflamatorios provocan la liberación de menos dopamina como una forma de hacer que el cerebro ahorre energía y se enfoque en la curación de la herida o infección que desencadena la inflamación.
Según Michael Treadway, coautor del estudio, cuando el cuerpo está luchando contra una infección o curando una herida, el cerebro necesita un mecanismo para recalibrar su motivación para hacer otras cosas para que no consuma demasiada energía. En la actualidad, dice, tenemos pruebas sólidas que sugieren que el sistema inmunológico altera el sistema de dopamina para ayudar al cerebro a realizar esta recalibración.

Método computacional para medir los efectos de la inflamación en la falta de motivación
En su artículo, los investigadores revisan la evidencia que sugiere un vínculo directo entre la inflamación y la falta de motivación.
Además, también proponen un método computacional para evaluar el impacto de la inflamación crónica de bajo grado en la cantidad de energía que el cerebro emplea en las conductas impulsadas por la auto-motivación, es decir, en la disponibilidad de energía en la toma de decisiones basadas en el esfuerzo.
El nuevo método computacional permitirá a los científicos medir los efectos de la inflamación crónica en la disponibilidad de energía y la toma de decisiones basada en el esfuerzo. El método puede proporcionar información sobre cómo la inflamación crónica de bajo grado contribuye a alteraciones motivacionales en algunos casos de depresión, esquizofrenia y otros trastornos mentales.
La investigación se basa en estudios previos, que mostraron que algunas moléculas proinflamatorias (citoquinas) pueden afectar la forma en que funciona el sistema de dopamina en el cerebro.

Relación entre trastornos mentales y sistema inmunitario, dopamina y motivación
Los estudios realizados por estos investigadores han proporcionado evidencia de una asociación entre un sistema inmunitario elevado, niveles reducidos de dopamina y motivación, y algunos diagnósticos de depresión, esquizofrenia y otros trastornos mentales.
Un mecanismo del sistema inmunitario para ayudar a regular el uso de los recursos energéticos en tiempos de estrés agudo fue probablemente adaptativo en nuestros entornos ancestrales, plagados de patógenos y depredadores.
Sin embargo, en los entornos modernos, muchas personas son menos activas físicamente y pueden tener una inflamación de bajo grado debido a factores como el estrés crónico, la obesidad, el síndrome metabólico, el envejecimiento y otros factores. Los autores teorizan que, bajo estas condiciones, los mismos mecanismos para conservar energía para el sistema inmunológico podrían volverse inadaptados.
Explican los investigadores que actualmente muchas personas pueden experimentar una inflamación crónica de bajo grado debido al envejecimiento, el estrés, las condiciones metabólicas o los hábitos de vida poco saludables. Estos factores pueden dejar sus marcas en el mecanismo de adaptación que permite al cerebro ahorrar energía para dirigirse a la fuente de la inflamación, con posibles consecuencias para la salud mental.
De hecho, si esta teoría sobre el vínculo entre la inflamación y el deterioro motivacional es correcta, podría tener un gran impacto en el tratamiento de casos de depresión y otros trastornos de la conducta que pueden ser causados por la inflamación, dice Andrew Miller, coautor del estudio.
En relación con esto, Miller sugiere que esto abriría oportunidades para el desarrollo de terapias dirigidas a la utilización de la energía por parte de las células inmunitarias, algo completamente nuevo en este campo.
En este sentido, Treadway aclara que lo que se está proponiendo no es que la inflamación cause estos trastornos de salud mental, sino que la idea es que un subconjunto de personas con estos trastornos mentales puede tener una sensibilidad particular a los efectos del sistema inmunológico, y esta sensibilidad podría contribuir a los impedimentos motivacionales que están experimentando.